Moverse en silla de ruedas por Zaragoza y esperar que, al solicitar la apertura de la plataforma para el acceso de sillas de ruedas a un bus urbano, se despliegue sin problemas es casi una lotería. En numerosas ocasiones el problema surge por el deficiente mantenimiento de estos sistemas de arrodillamento lateral, señala el delegado de OCU en Aragón, Alejandro Marín.
También hay casos en los que el problema estriba en la falta de pericia de los conductores, motivada por una insuficiente preparación en el funcionamiento de estas rampas. En cualquiera de los casos, estos problemas no se dan de manera puntual, sino más bien habitual, favoreciendo así una discriminación inaceptable y vulnerando el derecho a la accesibilidad universal.
Marín ha expuesto que son numerosas las protestas que llegan a la OCU por parte de los afectados, por lo que exigen a Ayuntamiento y a la adjudicataria el cumplimiento de la reciente ordenanza de accesibilidad, aprobada por el propio consistorio, que garantiza la accesibilidad de todos los usuarios al transporte público.