Seguro que recuerdan aquellos veranos de niños en los que disfrutaban de las vacaciones en un pueblo y que deseaban reencontrarse con la pandilla. En esos encuentros, aventuras y descubrimientos que tenían lugar en verano es a lo que nos traslada Sandra Barneda en su novela “Las olas del tiempo perdido”. Amistad, amor, dolor, la muerte, el tiempo y muchos sentimientos.
Belén, Diego, Lucía Matías y Adrián son los cinco amigos que, 21 años después de haber vivido esas aventuras en el pueblo cántabro de Ajo, se reencuentran para rendir homenaje a Adrián, que falleció en un accidente y se prometireon en el entierro que cuando debería cumplir 40 años, se reunirían en Ajo. Un reencuentro que sirve para poner voz a silencios y para decir lo que nunca se dijeron. Situaciones en las que muchos lectores se sentirán representados.
Blanes es ese rincón de su infancia en el que hizo su “tribu” y al que le gusta regresar para recordar que tenemos que vivir el Carpe Diem como cuando éramos niños, a disfrutar de cada momento con todo lo que trae, sin pensar en lo que pueda pasar mañana.