La quiebra de su negocio, una imprenta con 30 años de trayectoria, generó una deuda cercana a los 320.000 euros. Ante una situación del todo insuperable, se vieron obligados a cerrar el negocio, perdiendo toda oportunidad de obtener ingresos con los que hacer frente a una deuda descomunal.
El jurista de este bufete, Francisco Bautista, ha explicado que la pareja reunía todos los requisitos para acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad: demostrar que no se cuenta con patrimonio con el que responder a las deudas o haya sido liquidado, que la deuda no pase de 5.000.000 de euros, demostrar buena fé y no tener antecedentes de delitos económicos.
Declararon concurso de acreedores y suspensión de pagos personal antes de pedir la condonación de la deuda. Además, plantearon una propuesta de pagos asumibles a los bancos con los que mantenían la deuda que fue rechazada por casi todas las entidades acreedoras, demostrando así su buena fé; y una vez liquidados dos locales de su propiedad les fue condonada la cantidad adeudada por sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 17.