Joaquín Achúcarro reconoce que mantenerse en la cima de la música siendo nonagenario no es frecuente en el mundo de la música. Una salud envidiable y una férrea disciplina que requiere de la práctica diaria ante el instrumento al que ha dedicado su vida, son las claves para que su nombre siga llenando aforos.
El maestro bilbaíno ha paseado su genialidad durante décadas por más de sesenta países. Pero Achúcarro no sólo se siente orgulloso de su trayectoria como solista, también como profesor. También ha dedicado parte de su vida a la docencia en los Estados Unidos, donde más de un centenar de grandes pianistas se han formado bajo su tutela.
Esta tarde, a las 19,30, en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, interpretará un programa que incluye el concierto para piano y orquesta en La menor op. 16 de Eduard Grieg y la sinfonía número 2 en Re Mayor op. 43 de Jean Sibelius, acompañado por la Orquesta Sinfónica Ciudad de Zaragoza, dirigida por Juan Luis Martínez.