Tras el pregón y los conciertos multitudinarios que han congregado a más de 40.000 personas cada noche, la Plaza del Pilar ha aparecido perfectamente limpia a primeras horas de cada mañana; al igual que Independencia, calle Alfonso o César Augusto. Se podían comer sopas, asegura un trabajador de la limpieza municipal, quien señala que la limpieza de otras calles adyacentes ha sido igual que el resto del año.
No lo ve así el portavoz de la Asociación Stop Ruidos Casco Histórico, Miguel Morte, quien asegura que calles como El Temple o las inmediaciones de la Delegación del Gobierno permanecían llenas de suciedad y con un olor insoportable durante horas, algo que también denuncian vecinos de Valdespartera en algunas de sus calles.
Morte se queja, además, del fuerte volumen en algunos de los conciertos de la Plaza del Pilar. Apunta que con ventanas cerradas y persiana bajadas, llegó a registrar en su propia casa hasta 76 decibelios, muy por encima del límite permitido. También ha sido crítico con la proliferación de las barras en la calle, que incrementa la presencia de público vociferando en la calle y genera gran cantidad de suciedad, sobre todo vasos de plástico que acaban tirados en la vía pública.