Las nuevas restricciones repercuten directamente en las pretensiones de los valles pirenaicos de relajamiento de la movilidad, ya que no sólo continúan los cierres provinciales sino que a eso se añade el confinamiento de las tres capitales de provincia aragonesas y otras cinco localidades. No obstante, los habitantes de los valles reclaman poder seguir trabajando y realizando su actividad económica por ello las caceroladas volvieron a sonar ayer por la tarde en localidades como Castejón de Sos, donde el hostelero local Antonio del Valle leyó un manifiesto.
En Escarrilla 250 personas también participaron ayer en la tercera cacerolada del Valle de Tena. Los participantes cortaron unos minutos la carretera y leyeron un manifiesto solicitando la permeabilidad de los confinamientos provinciales y autonómico y la adecuación de las medidas de contención de la pandemia al tamaño de los municipios y a la incidencia. Reclamaron también ayudas e incentivos fiscales y la implementación inmediata de un plan de empleo. Esta tarde la cacerolada se celebra en Sallent y mañana en Panticosa, ambas a las 20,30 horas.