Dos nuevos protagonistas en el el escenario de la plaza de la Magdalena: su iglesia, declarada Bien de Interés Cultural, y el peatón. Para ello se ha despejado la plaza de elementos que poco vistosos como el aparcabicis para usuarios particulares y el de Bizi Zaragoza, que han sido trasladados al Coso.
El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, ha explicado que se ha dado uniformidad al suelo con una pavimentación de granito en tonos rojizos y grises que sustituye al anterior pavimento, que tenía cuatro tipos diferentes, entre ellos un mármol muy resbaladizo cuando llueve. De este modo, se ha pretendido realzar la riqueza de la iglesia de la Madalena y generar un espacio más amable para los transeúntes, ya que toda la plaza queda aun mismo nivel.
Además, los alcorques de los árboles han quedado cubiertos con un suelo drenante que aprovecha el agua de lluvia para el riego. Aprovechando las obras, el servicio de Patrimonio ha realizado varias catas para documentar la posible presencia de restos de una nueva puerta de la muralla romana, aunque no se han hallado restos. Un trazado de latón delimita ahora el espacio que pudo ocupar esa puerta.