El Pozo de los Ainés se encuentra en medio de campo de olivos que adquirió y acondicionó el Ayuntamiento de Grisel para que se pudiera visitar uno de los enclaves con más atractivo del municipio. Se trata de una gran sima, de unos 30 metros de profundidad y con vegetación más propia de países tropicales que de una localidad de la provincia de Zaragoza, ademásse puede descender a través de unas escaleras hasta su interior para observar toda esa vegetación.
Javier Martínez, alcalde de Grisel, asegura cómo son muchas las leyendas que giran en torno al Pozo de los Ainés, desde la que cuenta que una chica llamada Inés cayó al pozo y de ahí al nombre, hasta la de que en 1535, un vecino musulmán del municipio, se saltó la tradición cristina de no trabajar en domingo. Al poco de comenzar la faena, el suelo se abrió y las caballerizas con el protagonista, se hundieron. La gente pensó que era castigo de Dios por trabajar en festivo.
El pozo de los Aines se puede visitar libremente y cuando se desciende, se puede escuchar una locución con algunas de las historias en torno al pozo. Pero el alcalde de Grisel recuerda que también se cuenta que hay pasadizos que conducen al Castillo y que, además del Pozo de los Aines, hay muchos otros atractivos en el municipio.