La proximidad de sus casas al Albergue Municipal, con capacidad para 80 personas, ha convertido los edificios del Parque Bruil en una suerte de alternativa para 'instalarse' y pasar las noches para decenas de usuarios habituales de esta instalación cuando se quedan sin cama porque ya se encuentra lleno o han superado la estancia máxima permitida, que es de seis días cada tres meses, aunque en este último supuesto, esta limitación se flexibiliza dependiendo de las circunstancias meteorológicas o personales de los usuarios.
La presidenta de la Asociación de Vecinos Parque Bruil-San Agustín, Carmen Turégano, ha señalado que son las administraciones las que deben buscar soluciones a un problema que sufren desde hace tiempo y que con la llegada del frío está siendo más acuciante. Aunque no todos son conflictivos, la realidad es que algunos de ellos tienen problemas de alcohol o drogas, que consumen a la vista de todo el que pasa a su lado y que acaba siendo motivo de peleas entre ellos.
Los vecinos ven habitualmente cómo se drogan o practican sexo junto a sus casas a cualquier hora del día. Al de la seguridad, se suma un problema higiénico. Cada mañana, los accesos a sus domicilios amanecen llenas de desperdicios; y no sólo de basura, ya que al no contar con aseos, hacen sus necesidades fisiológicas en cualquier sitio.