Tanto Chema Fernández como Toño Berzal, dos de los promotores que llevan más de un año sufriendo las severas restricciones para la organización de conciertos y espectáculos provocadas por la pandemia, tienen esperanza en que, a corto plazo, la prueba piloto llevada a cabo en Barcelona con Love of Lesbian, abra el camino a seguir para el resto.
Confían en que el seguimiento y los resultados del experimento de la Ciudad Condal avalen la seguridad del espectáculo, al que accedieron 5.000 personas, con test de antígenos negativo y mascarilla, y permita volver a trabajar al sector y exportar el modelo a otros eventos, como los deportivos.
Sin embargo, tanto Fernández como Berzal, señalan que las medidas seguidas en Barcelona dispararán en muchos miles de euros los gastos de producción, y creen que no será viable sin colaboración público-privada.