Desolación es la palabra que mejor define el estado de ánimo de los vecinos de Moros tras llegar ayer a su pueblo y comprobar que las llamas han arrasado todo el entorno, incluidos los campos de cultivo de los que muchos de ellos viven. Un equipo de trabajadores sociales y psicólogos de Cruz Roja estaba esperando la llegada de los vecinos para ofrecerles su apoyo.
María Eugenia Trujillo, que cuenta con una amplia experiencia en este tipo de emergencia y que hace unos meses estuvo prestando apoyo a los vecinos de la Palma durante la erupción del volcán, explica que lo que más está reconfortando a los afectados es el propio apoyo que se están dando entre ellos. Esta trabajadora social destaca la implicación y el sentimiento de unión con el que están atravesando la tragedia.
Han prestado también especial atención a los agricultores y ganadores, que han sufrido importantes pérdidas. Trujillo ha destacado que, nada más llegar, los vecinos tomaron la calle. Los estímulos estaban a flor de piel. La visión del entorno calcinado, el olor a quemado o la incertidumbre por el futuro son una mezcla difícil de asimilar y los vecinos de Moros lo están haciendo de forma ejemplar, asegura la trabajadora social de Cruz Roja.