En el Neolítico, el ser humano ya llevaba tatuajes por motivos místicos o somo símbolo de lucha y ferocidad. En el antiguo Egipto, las mujeres se tatuaban por motivos religiosos. En la Antigua Grecia, los tatuajes eran distintivo de los esclavos y los criminales, al igual que en Persia, Roma o China. Cuando se abrió el primer salón de tatuajes, en la era victoriana inglesa, el tatuaje se coló entre la élite europea.
Hoy en día, los motivos para hacerse uno son muy distintos. Gina, tatuadora del estudio zaragozano NobleArt, apunta que ha cambiado mucho la mentalidad y que, los profesionales, además de la formación artística, deben tener el curso higiénico-sanitario para evitar la contaminación cruzada.
Asegura que la práctica es un aspecto esencial: práctica en pieles sintéticas o incluso en frutas. La línea fina y discreta es lo que, según ella, está "más de moda", además del tatuaje grupal o en pareja. Asimismo, dibujos como la luna y el sol, o las huellas de alguien querido o de mascotas están muy en auge.