A lo largo de dos días está previsto que declaren una treintena de personas, entre testigos y peritos. El primero en comparecer ante el tribunal poco antes de las diez de la mañana ha sido el propio acusado, quien ha manifestado su negativa de declarar ante las partes personadas en la causa y ni siquiera ha aceptado responder a las preguntas de su abogado defensor.
En junio de 2020 Pedro Lozano robó una carabina y un coche en El Castellar y se desplazó en dicho vehículo a Muniesa, donde tras una persecución por las calles del municipio se enfrentó a dos Guardias Civiles, uno de los cuales resultó herido de gravedad en un brazo y en el abdomen.
El agente, que pasó un tiempo en la UCI y en la actualidad continúa de baja, ha relatado que "nada más bajar del vehículo el acusado ya empuñó el arma y disparó con la intención de matarnos". Visiblemente emocionado también ha explicado al tribunal cómo el acusado le disparó hasta ocho veces provocándole las heridas de las que todavía hoy sigue recuperándose.
Tras el tiroteo se dio a la fuga y llegó hasta Andorra, donde se refugió en el monte y después de enfrentarse a los agentes que le perseguían, recibió un disparo que posibilitó su detención.
La Fiscalía y la acusación, que representa a la Asociación Unificada de Guardias Civiles, pide 29 años de prisión por presuntos delitos de tentativa de homicidio, robo en vivienda habitada, sustracción de vehículo, coacciones y tenencia ilícita de armas.
El abogado de los dos guardias civiles tiroteados eleva la petición de condena a 61 años al calificar los hechos como dos presuntos delitos de tentativa de asesinato, lesiones graves, atentado contra agentes de la autoridad, robo en casa habitada, robo de vehículo, conducción temeraria, tenencia ilícita de armas y coacciones graves.