El stand de la gastronomía es uno de los imprescindibles en la visita al Rastrillo Ozanam. En el centro de la Sala Multiusos del Auditorio se encuentra el espacio donde encontrar productos gourmet para todos los gustos. A su lado, la moda y enfrente, la ropa blanca, son dos de los más frecuentados. Hay muebles, libros, cuadros, menaje, calzado y más de 800 voluntarios haciendo posible toda esta actividad.
Entre cojines, juegos de toallas y 'baturrería' (todo hecho a mano), Isabel, Ana y Margarita venden su género desde hace casi treinta años. Las tres se conocen coinciden en lo necesario de la labor de voluntarios y voluntarias que, como ellas, aportan un pequeño grano de arena para ayudar a los demás. El presidente de la Fundación, Fernando Galdámez, asegura que sin el voluntariado sería impensable sacar adelante el Rastrillo.
A punto de llegar al ecuador de la XXXIV edición, que permanecerá hasta el próximo 1 de noviembre, la recaudación supera ya los 200.000 euros. Todo lo ingresado se destinará a los numerosos proyectos sociales que en el ámbito de la infancia, los mayores, el empleo o vivienda.