Comprender el funcionamiento del sistema piloto que la sociedad Ecociudad va a implantar en aliviaderos del Ebro, Huerva y Gállego es sencillo: basta con imaginar un colador gigante que permite pasar el agua al tiempo que retiene los materiales sólidos que arrastra el caudal mediante un sistema de planchas metálicas con una grandes mallas. Llevarlo a cabo, sin embargo, es algo más complejo.
Estos mecanismos funcionarán a modo de prueba en aliviaderos del Parque de San Pablo, en el Ebro, el Parque Ríos de Aragón, en el Gállego y el Parque Bruil, junto al río Huerva. Los aliviaderos sirven para desviar el exceso de agua cuando llueve de forma torrencial, con el fin de evitar inundaciones y daños en las tuberías. Durante estos episodios el agua canalizada suele arrastrar todo tipo de materiales arrojado por los desagües, acabando en el cauce del río y pudiendo provocar importantes averías en las canalizaciones.
Cada uno de estos 'coladores' puede retener entre 1500 y 1800 kilos de material sólido. Algo que según al consejera de infraestructuras, Patricia Cavero, no sería necesario si, sencillamente, cada ciudadano tuviera una papelera en su cuarto de baño para arrojar esas toallitas, bastoncillos, algodones o discos desmaquillantes. Para dar idea de las consecuencias de este mal hábito, Cavero señala que reparar el digestor de la depuradora de La Almozara que en 2018 reventó por la acumulación de toneladas de estos materiales ha costado 2.000.000 de euros.