La evolución desigual de los contagios en distintos puntos de Aragón ha llevado al Gobierno autonómico a ajustar las restricciones, con una nueva orden que entrará en vigor este jueves.
Por un lado, se levanta el confinamiento perimetral de la ciudad de Huesca, que ha logrado reducir la incidencia semanal del virus hasta los 190 casos por cada cien mil habitantes. Por otro lado, se endurecen las medidas en los tres municipios confinados que han llegado a duplicar su incidencia: Teruel, con 682 casos por cien mil habitantes en 7 días; Calatayud, con más de 700, y Alcañiz, que se aproxima a los 1.500.
En esas tres localidades, se prohíbe el consumo en el interior de bares y restaurantes, se cierran los centros deportivos y se amplía a toda la semana la limitación de horarios hasta las seis de la tarde, para actividades no esenciales.
Además, el director general de Salud Pública, Francisco Falo, les pide que eviten las interacciones sociales todo lo posible, porque existe una elevada transmisión comunitaria en los grupos de edad intermedios, tanto en el ámbito público como en el privado.
Otros dos municipios turolenses, Utrillas y Calamocha, también registran una elevada incidencia. Aunque no van a confinarse, por no superar los 10.000 habitantes, el Gobierno va a reforzar allí tanto las plantillas de los centros de salud como la vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad.
REACCIONES ANTE LAS NUEVAS MEDIDAS
Las localidades afectadas por las nuevas restricciones, es decir, Teruel capital, Alcañiz y Calatayud, asumen estas medidas con resignación y confían en recuperar cuanto antes una cierta normalidad.
La alcaldesa de Teruel, Emma Buj, pide a los vecinos que no salgan de casa si no es estrictamente necesario. Pide responsabilidad a todos los ciudadanos, ya que, por ejemplo, la Policía Local interpuso este lunes quince denuncias por fumar en la calle sin la correspondiente distancia de seguridad, o hacerlo en terrazas. Por eso, plantea un auto confinamiento voluntario.
En Alcañiz, los casos llevan varias semanas disparados y, por eso, el alcalde, Ignacio Urquizu, comprende las restricciones.
En Calatayud, el alcalde, José Manuel Aranda, lamenta haberse enterado de la reducción de horarios por los medios de comunicación, y aunque reconoce que es necesario controlar el virus, duda de la proporcionalidad de las restricciones, dado que Alcañiz, por ejemplo, registra casi 1.000 casos más de incidencia acumulada que Calatayud. Aranda también critica que en Navidad se flexibilizaran las medidas pese a que se auguraba una nueva ola en enero. Con todo, recomienda a los vecinos extremar las precauciones.
La hostelería vuelve a ser la principal perjudicada en esas tres localidades aragonesas. Los bares y restaurantes de Teruel capital, Calatayud y Alcañiz, sólo podrán servir en el exterior con un aforo del 50% en las terrazas y cerrarán a las seis de la tarde. La gerente de la Asociación de Hosteleros de Teruel, Isabel Esteban, entiende que la situación sanitaria es complicada, pero es un duro golpe para el sector, ya que estamos en invierno y no apetece estar en la calle pasando frío.
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