El mercadillo de Zaragoza es un espacio de una gran riqueza multicultural que lleva más de 35 años de comercio en el barrio de La Almozara. Allí, decenas de familias montan sus tenderetes donde ponen a la venta tesoros únicos y objetos de todo tipo. Esta actividad comercial es para muchos de los vendedores su principal fuente de ingresos por lo que las ventas que consiguen cada miércoles y domingo son decisivas a la hora de llegar a fin de mes.
Con la llegada del virus a la ciudad, las ventas han caído en picado debido al miedo de los clientes por contagiarse en el espacio habilitado y por las estrictas medidas de seguridad dictadas por el gobierno autonómico. Muchas familias le cuentan a Paula Giral cómo el día a día es mucho más difícil por la falta de afluencia de clientes y por consiguiente un descenso en sus ingresos.
Desde la junta de comerciantes exigen modificaciones en las líneas de transportes con el fin de posibilitar un mejor acceso al recinto y una relajación de las medidas de seguridad ya que sus negocios se encuentran en un espacio al aire libre.