Miguel Ángel Bernal recuerda la llamada en la que le comunicaron la muerte de sus padres, arrollados durante una carrera entre jóvenes en Marqués de la Cadena, mientras la pareja caminaba tranquilamente. Dieciocho años después, el bloqueo inicial, el sentimiento de dolor y la incomprensión al descolgar el teléfono, lo revive con la misma intensidad al recordarlo. Lo primero que piensa cuando tiene noticia de accidente mortal o grave es en esa llamada. La que unos padres, una pareja, un hijo o un hermano acabarán de recibir. La llamada que jamás se puede olvidar.
En el caso del delegado en Aragón de Stop Accidentes, la tragedia se repitió años después, cuando uno de sus hermanos murió al ser arrollado con su moto por un conductor que realizó un giro indebido. Miguel Angel Bernal defiende que es inaceptable que la gente siga muriendo o sufriendo secuelas de por vida porque alguien se pone al volante bebido o conduce de forma temeraria. Por eso, Stop Accidentes reclama que se suprima la palabra imprudente del código penal, de forma que se hable de 'homicidio vial' y no 'homicidio imprudente'.
Esta organización también trabaja para que se active una línea telefónica de atención a víctimas de la violencia vial pensada especialmente para los familiares de las víctimas. Bernal explica que además del dolor personal, las familias se enfrentan a cuestiones que desconocen y necesitan mucho apoyo, tanto emocional como práctico. Por ejemplo, surgen multitud de dudas sobre cuestiones jurídicas para las que la mayoría de las familias no están preparadas ni en condiciones de atender en un momento personal muy crítico.