La pandemia, el precio de la energía y las advertencias sobre el riesgo de que se produzca un apagón eléctrico a escala internacional han formado una tormenta perfecta, alimentada por un nerviosismo colectivo que, según los expertos, no está justificado; aunque reconocen que existe una escasez de suministros que puede derivar en dificultades para adquirir ciertos productos, sobre todo tecnológicos.
La directora de Zaragoza Logistics Center, Susana Vals, confirma que la pandemia ha generado un cuello de botella que se está notando ahora, lo que en logística se denomina como 'efecto látigo', un fenómeno que se produce cuando se hay un gran cambio inesperado en la demanda de productos, alterando la cadena de suministro. Ese cambio se produjo al inicio de la pandemia al dispararse el consumo de productos tecnológicos, generando una cadena de desajustes cuyas consecuencias están llegando ahora.
Por su parte, el sector del comercio reconoce estar teniendo problemas para hacerse con algunos productos muy demandados que llegan con cuentagotas, según explica el presidente de ECOS, Antonio Tornos. A esta crisis logística se suma la energética: e precio de la luz y los augurios sobre un apagón a gran escala están llevando a los más precavidos a hacerse con productos como hornillos o estufas de gas. Según Tornos, los hornillos están agotados y apenas quedan ya estufas.