César Gimeno y su cuñado Luis Lens estaban buceando en la Isla del Portixol de Jávea, cuando Luis encontró lo que en un principio le pareció una moneda de diez céntimos de euros y que resultó ser un “sólido romano”. Avisó a César y comenzaron a mirar en el entorno y encontraron otras ocho.
Al llegar a casa, enseñaron las monedas al padre de César quien ya les dijo que eran antiguas y que eran de oro. A partir de ahí comenzó la investigación y descubrieron que tenían un valor especial por su rareza, así que acudieron al Ayuntamiento de Jávea para comunicarlo.
Al día siguiente acudieron de nuevo a la zona con el arqueólogo submarino y vieron que había muchas más monedas. Hasta 53 fueron localizadas con los expertos de patrimonio y de la Universidad de Alicante, además de los GEAS de la Guardia Civil.
Una aventura digna de libros como la “búsqueda del tesoro” con la que desde el Ayuntamiento les han reconocido que hayan tenido la sensibilidad de entregar el tesoro hallado para que sea expuesto y pueda formar parte de la riqueza patrimonial.