Ana Cariñena se encerró con síntomas de Covid-19 el 14 de marzo de 2020. No pertenece a ningún grupo de riesgo, hacía deporte y una vida normal. Tras dos semanas aislada en su habituación, mejoró y dio por superada la enfermedad. Sin embargo, una semana después sufrió una grave recaída, que se ha ido repitiendo periódicamente.
Un año después, sigue sufriendo síntomas que no tienen explicación médica. Trata de dar un paseo diario sin saber cuánto podrá aguantar, ya no pude hacer deporte o subir a la montaña, una de sus pasiones. Si por la mañana no mide bien sus energías, toca pasar la tarde metida en la cama con falta de aire, palpitaciones o calambres en las extremidades.
Como ella, se calcula que entre un 10% y un 20% de la población padece Covid Persistente. Desde al asociación a la que ya pertenecen más de 200 aragoneses, matizan que muchos pacientes como Ana no sufren secuelas, sino síntomas para los que no hay una respuesta médica.