Aunque la situación va mejorando si atendemos a los datos de estos recuentos que se realizan periódicamente, la problemática es importante. Preocupa especialmente el incremento de mujeres que se ven en esta situación y de jóvenes menores de 25 años. Personas que sufren un desahucio, familias de migrantes o menores que dejan de estar tutelados son algunos de los nuevos perfiles de sinhogarismo. Por esa diversidad es complicado combatirlo y erradicarlo, pero no imposible. "Suena utópico pero tenemos que creerlo", nos cuenta Elena Suárez, la responsable de la red.
El plan operativo viene a complementar la estrategia nacional, que fija el fin del sinhogarismo para el año 2030. Se trata, nos dice Elena, de fijar objetivos más alcanzables a corto plazo. Se mantienen los ejes prioritarios de trabajo. La vivienda debe ser lo primero, y una vez que se consigue no debe faltar el acompañamiento. A ello se une la prevención y sensibilización que nos ayude a entender el problema. Y finalmente garantizar los derechos humanos a todas las personas.
Desde REDIA trabajan además en un modelo de atención a la emergencia que siempre existirá y en la búsqueda de nuevas alianzas que permitan abordar el problema. Elena agradece en ese sentido la ayuda que encuentran, cada vez mayor. Y no se olvida de las propias personas que sufren el sinhogarismo, de quienes se busca su participación a través de grupos de trabajo.