María ya es universitaria. Y ha supuesto un cambio importante en su vida. Es más difícil compaginar los entrenamientos con la vida universitaria, pero a base de madrugones (se levanta a las 5 de la mañana tres veces por semana) y de esfuerzo lo va sacando adelante. Incluso en época de exámenes, cuando llega el caos.
Le queda poco para llegar a lo más alto de la natación, la categoría absoluta. No es algo que le de miedo pese a que sabe que tendrá menos opciones de victoria. Está concienciada y se siente preparada. Y hay otra cosa que no ha cambiado en María. Sigue siendo muy cabezota.
Como capitana del equipo, quiere transmitir a las más jóvenes (aunque ella tiene 19 es de las mayores del equipo) su experiencia, los valores que ella ha aprendido, y a que sepan que al sacrificarse pueden sentirse bien consigo mismos. Ella es el ejemplo de que la pasión ayuda a sobrellevar todas las exigencias del deporte de élite. Siempre habrá momentos malos y de estrés, y hay que ser fuerte mentalmente. Mientras se disfrute, que es la base y su objetivo, todo se lleva.
El grado que está estudiando, Psicología, puede ayudarle también en la natación. Aunque acabe de empezar, hay ciertos conceptos que se puede decir que domina mejor que nadie.