El principal reto del nuevo presidente será pacificar internamente el partido. Asegura que se esforzará para alejar el "ruido" del partido y no hacer nada para favorecer la división. Está convencido de que la unidad es posible y es "un deber moral" para los populares. Promete convertir la sede del partido en el gran centro de referencia del centro derecha en la ciudad y que se dedicará únicamente a la política. Como primer paso, promete hablar a lo largo de esta semana "con todos". Ya tiene prevista una charla con su rival, José Manuel del Pino, a quien agradece haber aceptado el resultado de las urnas "con elegancia".
Promete ser un presidente "no invasivo" con el trabajo del grupo municipal, aunque deja claro que será un presidente "activo" porque es la forma que tiene de ver la política. Compromete todo su apoyo al grupo que lidera Ángela Pumariega, a quien sigue viendo como la mejor candidata electoral que tienen. No piensa en cuál será su papel en el futuro ni cree que le importe a nadie en la calle. Sí tiene claro que el pacto de gobierno con Foro nunca estuvo en cuestión y será plenamente respetado. En breve quiere reunirse con Foro para trasladar ese apoyo al pacto y para garantizar que su proceso interno no afectará a los acuerdos, sin que ello suponga que el PP renuncie a su "identidad propia".
Ruiz es categórico al afirmar que no teme en ningún caso que el resultado del congreso sea impugnado. Cree que salen reforzados y que ha sido una cita ejemplar. A los afiliados del PP les asegura que como su presidente "es uno más", un "servidor" que se esforzará por ayudarles. Su teléfono estará abierto las 24 horas para sus afiliados.