La gran Claire Simon (Ça brûle, FICX 2006) regresa a las aulas, como ya hiciera en Récréations y Primeras soledades (FICX 2018), no para retratar el sistema educativo (que también), sino para volcar la mirada hacia las propias películas sobre este ámbito y rebajar la condición heróica en que sitúan a los profesores, colocando la cámara a la altura de los niños y niñas. Con respeto y cercanía, procurando entrometerse lo mínimo, confecciona un tan certero como apasionante retrato de la infancia y de ese ecosistema de convivencia y crecimiento que es el colegio.