CCOO afirma que se veía venir. Acusan a la compañía de haber "jugado con la ilusión" de trabajadores y asturianos. Duda que en algún momento tuviese un compromiso real con Asturias y con el medio ambiente. Todo ha sido "una payasada", afirma Castro. Duda que la situación sea reversible, y anticipa un escenario en el que la siderurgia asturiana pase a ser "irrelevante" para la familia Mittal. Nuestra fortaleza, afirma, se basaba en ser una siderurgia integral (todo podría hacerse aquí), y sin una planta DRI habría que importar materia prima. Castro fija un horizonte de "6 o 7 años" porque el alto horno A cierra en 2025 y el horno B tiene una vida útil de ese abanico temporal. Y los altos hornos son los encargados de mantener en funcionamiento a las plantas. Sin DRI el horno eléctrico que se está construyendo en Gijón necesitará importar DRI de otros países (o chatarra explica Castro).
Desde comisiones rechazan los llamamientos a la calma que hacen desde el gobierno asturiano. Critican que hayan sido "muy permisivos" con ArcelorMittal y entienden que es hora de exigir que se cumplan los compromisos. Insta a Principado y Gobierno central a dejar de ser "tontos útiles".
El presidente asturiano, Adrián Barbón, ha insistido esta mañana en la Junta General en el mensaje de tranquilidad. Si la familia Mittal no quiere, otro será, afirma.
Para Castro esa matraca es "deleznable". Entiende que si la inversión no es rentable para la familia Mittal no lo será para nadie. "Nadie va a venir a salvarnos", sentencia. Recuerda que la situación de la siderurgia en Europa es muy complicada, por lo que reclama al gobierno asturiano a dejar de mantener viva esa esperanza. Porque el gobierno tampoco puede hacerse cargo.