No es una historia fácil de escuchar. Porque cada día desviamos la mirada al ver a las personas que viven en la calle. Y eso lo notan las personas que se han visto en esa situación, aunque, nos dice Desiderio, no son drogadictos o alcohólicos, ni están ahí porque quieren. Él perdió su empleo y no tenía una red de apoyo que le permitiese evitar una situación que "no es vida".
Gracias a HOGAR SÍ y Provivienda ha logrado salir de la calle. Ahora vive con un amigo y le han ayudado a retomar las riendas de su vida. Su sueño es sencillo. Ser una persona normal y corriente. A veces es un reto muy grande, porque vivir en la calle impide que puedas hacer planes porque tienes que centrarte en sobrevivir, saber qué vas a comer, dónde vas a dormir o dónde podrás pasar unas horas sin miradas desaprobatorias.
Dar voz a los sin voz, poner cara a los invisibles, es lo que hemos querido hacer hoy.