Las instalaciones de las que hablamos tuvieron muchos nombres a lo largo de sus más de 100 años de historia. Esos terrenos en el Natahoyo albergaron astilleros donde se construían barcos desde 1890 y formaron parte de la época dorada de la construcción naval en Gijón. Llegamos a tener 6 astilleros diferentes, pero solo queda uno (Armón). Héctor Blanco nos recuerda ese momento en el que el sector, tanto la construcción como la reparación de buques, actividad igual de importante, llegó a emplear a más de 6.000 empleos, pero en la segunda mitad de los años 70 la demanda de barcos descendió. La crisis del petróleo y la reconversión industrial hicieron el resto.
Pero en su momento era un buen negocio. El primer barco que se construyó no tuvo un escenario cercano al mar. De hecho, el barco tuvo que ser trasladado por bueyes desde las inmediaciones del actual mercado del sur, donde se ubicaba la empresa de calderería que lo construyó, hasta el mar. Se vio entonces la conveniencia de ubicarse cerca del mar y fue entonces cuando las miradas se dirigieron hacia esa fachada marítima. Entre los nombres propios destaca el de Anselmo Cifuentes.
Lo que cerró siendo Naval Gijón abrió con el sobrenombre de "El dique" y posteriormente como "El dique de Duro", cuando fue propiedad de Duro Felguera.
