Hoy en día las bibliotecas son mucho más que un sitio dedicado a prestar libros. Son "mediadores", un centro neurálgico de la vida cultural de los barrios que trabaja desde la cercanía. Siempre con el objetivo de que los libros lleguen a todo el mundo. Y Gijón tiene suerte porque cuenta con una biblioteca en todos los barrios, algo poco habitual en ciudades como la nuestra.
Con María José Fernández, de la biblioteca de Vega La Camocha, y Susana Hernández, del equipamiento del Natahoyo, hemos hablado además de su labor como bibliotecarias. Una profesión muy vocacional a veces poco conocida. Porque no están "para mandar callar". Les encanta dar recomendaciones, y saben hacerlo porque llegan a conocer muy bien a los usuarios. Y para hacer este trabajo te tienen que gustar los libros "y las personas". A algunas, nos cuentan, las conocen desde niños y ven que ahora van con sus propios hijos.
La red de bibliotecas de Gijón organiza cientos de actividades cada año. Intentan que la gente se acerque y suele hacerlo aunque una parte sigue desconociendo todo lo que puede encontrar allí. Trabajan en red para dinamizar culturalmente los barrios.
Se hace un esfuerzo importante para contar con las novedades editoriales que gustan al público. También introducen novedades, como el de préstamo de juegos de mesa. Las bibliotecas de barrio suelen tener a disposición del público todos sus fondos y, aunque siempre hay "tardones", la gente suele devolver los libros cuando toca. Y si se pasan de fecha suelen acudir con las orejas gachas.
La vida de bibliotecaria (nuestras invitadas llevan más de dos décadas de experiencia) te deja muchas anécdotas. Como la del amuleto que espanta el desinterés por la lectura y que funciona...