Sandra iba para maestra, pero no quería dejar Asturias y a los 27 años apostó por opositar a la Policía Local. Anima a más mujeres a animarse y dar el paso. Nunca se ha encontrado con obstáculos (administrativos) para ejercer su trabajo y cree que si no se ponen barreras a las mujeres pueden llegar donde quieran.
Ewelina iba para violinista, pero en su gimnasio la animaron a presentarse a las pruebas para bombera. Y entró. Ser la primera hizo que al principio todo fuera un poco extraño, pero siempre se ha sentido respaldada por sus compañeros. Su "familia".
Ewelina y Sandra afirman que no son tratadas de forma diferente por ser mujeres. Pueden hacer cualquier cosa. Aunque la primera bombera de Gijón cree absurdo que se defienda una igualdad que parta de que hombres y mujeres pueden hacer lo mismo. Los hombres son más fuertes, pero las mujeres pueden hacer mejor otras cosas. La clave está en compenetrarse.
Tanto en el caso de Ewelina como el de Sandra, cuando comunicaron sus planes a la familia hubo dudas. No gustaba demasiado la idea. A día de hoy, todos están muy orgullosos de ellas. Y ellas no cambiarían su trabajo por nada.
27 de los 272 agentes de policía local son mujeres. 3 de los 91 efectivos de bomberos son mujeres. Las pruebas de acceso son diferentes a las que tienen los hombres, pero no tienen ningún trato de favor para acceder a las plazas. Para que haya más mujeres en los cuerpos lo primero es que más mujeres aspiren a entrar. Aunque cada cual debe buscar su camino, nos cuenta Ewelina.
En el caso de la Policía Local se ha avanzado mucho desde que en 1981 llegaron las primeras mujeres. No se sabía qué hacer con ellas, se las trataba como azafatas e iban vestidas con falda, tacones y bolso. Eso hoy en día es impensable, aunque las mujeres siguen encontrándose con hombres que no las miran a la cara, no reconocen su autoridad o creen que están quitando plazas a los varones. En los Bomberos las mujeres han sido "uno más" desde el principio.
Sandra y Ewelina son dos ejemplos. Pero en Onda Cero nos gustaría no tener que entrevistarlas por ser mujeres en un trabajo predominantemente masculino.