A las 8.58 de esta mañana estábamos en la avenida de la constitución para vivir con la comunidad educativa ese momento. El momento en el que su directora, Pilar Álvarez, anunciaba a los niños que el colegio estaba abierto de nuevo. Esperándoles. Los niños y niñas querían volver a su cole, a su casa, al "Reype".

Los escolares han estado reubicados durante todo este tiempo en La Escuelona y el CP El Llano, a quienes están muy agradecidos. Pero el espacio era compartido, y a los del reype les parecía pequeño. Han hecho amigos y a algunos les echarán de menos, pero desde que el suelo se derrumbó estaban esperando volver. Ya no recuerdan con exactitud cuándo sucedió la desgracia (afortunadamente material), pero sí recordarán que un día de finales de febrero de 2025 volvieron. El colegio presenta algunos cambios, aunque habrá más porque se esperan unas obras de reforma que se acometerán con el alumnado dentro. Tampoco tienen muy claro cómo se organizará todo, pero "ya estamos dentro, y de aquí no nos sacan", dice la directora.

Pilar Álvarez ha sido junto a todo su equipo la cara visible de la pelea. Ha sido difícil, con momentos mejores y peores, pero que han estado unidos. Porque aunque el colegio ha perdido casi 200 alumnos (en el momento del derrumbe tenía 83 alumnos de Infantil y el primer ciclo de Primaria y 117 de 3º a 6º de Primaria) durante este tiempo todos han demostrado unidad y ganas de volver. El Reype son los alumnos, los profesores, los padres y madres. Por eso que la reforma vaya a ser "menos bonita" les da igual. Tienen muchos planes y ahora saben que los harán en su cole.

Desde que se anunció la vuelta al cole ya están ganado alumnos. De cara a la matrícula del próximo curso esperan recuperar las cifras previas al derrumbe, aunque por ahora se dan un respiro. Las familias que han aguantado lo han hecho porque el Rey Pelayo es su cole. Los niños llevan tiempo nerviosos y ansiosos de que llegase el día de hoy, nos cuenta Carla Gallego. Fue la presidenta del AMPA en los momentos más duros, y quiere centrarse en lo bueno. En la vuelta. Aunque deja una pregunta en el aire. Cómo es posible que unas obras, las del forjado de la estructura, que se han acometido en tres meses hayan tardado dos años en ponerse en marcha...

Hoy ha sido un día de confeti, de aplausos, de fiesta. Aunque es para la próxima semana, con el Antroxu, cuando tienen preparada una buena.
Las autoridades (consejería de Educación y Ayuntamiento de Gijón) no han acudido a la entrada de los alumnos. Su visita ha sido más tarde. Ante los medios han destacado que es un día feliz, que ha costado mucho llegar hasta aquí y la cooperación entre administraciones ha sido fundamental.
