Elena y Paloma Navarro, que representa de los jóvenes, hablan de sus inicios en el voluntariado o de lo que les aporta. También de por qué hay más mujeres. Y además de animar a todos a dedicar parte de su tiempo a los demás porque es muy reconfortante, también se lanza una reivindicación. Voluntariado es una cosa. Si se exige más que eso, debería ser remunerado.
Según datos del observatorio del voluntariado en Asturias, aunque casi la mitad de la población colabora con alguna entidad social, la tasa de voluntariado se sitúa en el 9,1%, casi dos puntos por debajo de la tasa del conjunto de España (11%). El 64 por ciento son mujeres. El análisis, según la edad, indica que el voluntariado asturiano es eminentemente joven, ya que son las personas menores de treinta y cinco años las que presentan tasas iguales o más altas que ese 9,1% que nos encontramos en la población asturiana, con la excepción de la franja de 45 a 54 que sin ser tan elevada supera en 3 puntos la media autonómica.
Quien no quiere hacer voluntariado, lo más frecuente es que las personas refieran a que están “muy ocupados” en virtud de la carga de trabajo y de los horarios, cuestión que es recurrente cuando se plantea esta cuestión.