El protocolo se ha centrado en los calderones tropicales. El cambio climático ha favorecido que cada vez sea más frecuente verlos en las costas asturianas, aunque es en Tenerife donde tienen una presencia importante. Gracias a un máster internacional que se imparte en UniOvi se llegó a esta colaboración Asturias-Tenerife. Entre ambas han establecido esta novedosa técnica que permite extraer el ADN a través de sus soplidos, en lugar de tener que "cortarles" un trozo de piel.
Además del avance que permite olvidar métodos más invasivos, la investigación ayuda a comprobar la salud de las poblaciones de cetáceos al facilitar la distinción entre machos y hembras. Y es importante porque el ser humano no trata precisamente al mar y los calderones son grandes depredadores que si sufren daños sufre toda la cadena trófica, explica la bióloga encargada de este estudio Laura Miralles.
Miralles es además la fundadora de la red de vigilancia "Surfistas vigilantes del mar", que lleva de 2015 promoviendo la conservación de nuestras costas. Ya tienen a más de dos mil personas que colaboran con ellos.