Marisa y Romina son mujeres de mundo. Llegaron a Gijón gracias a la magia de las redes sociales, que facilitaron que Inaciu Galán, coordinador de la Residencia, conociese a Romina, quien a su vez animó a Marisa. Nunca antes habían estado en Gijón pero desde el principio las enganchó.
El ritmo de Gijón es el ideal, nos cuentan. La gente no va ni muy lento ni muy rápido. Y los gijoneses se sienten cómodos con su ciudad y eso se transmite. Destacan además la limpieza de las calles o el cuidado que tenemos por el espacio público. Pero si algo las atrapó desde el principio fue el color de la arena de la playa. Aseguran que nunca antes habían visto ese color, que, ya adelantan, les servirá de inspiración en alguno de sus trabajos.
Marisa tenía cierta relación con el norte de España (la sidra forma parte de su juventud) y comparte amistades gijonesas con Romina. Pero se sorprendieron al ver el interés que suscitó su visita a la ciudad entre sus círculos. Hay ganas de venir aquí. De hecho, prometen, ellas regresarán en otro momento.
Marisa y Romina estarán esta tarde en la Librería de Bolsillo a las 18h poniendo cara a escritores y poetas locales y encontrándose con un público al que tienen ganas de conocer. Después seguro que no falta una fabada, una comida que las tiene enamoradas.
Gijón no tiene mucho que envidiar de otras ciudades. Solo hace falta verla con los ojos de un RECIÉN LLEGADO.