Nos lo explica Jesús Testón, el jefe del servicio. Los análisis se realizan exclusivamente durante la temporada de baños. En esta ocasión ha sido la más larga de la historia. Pero a partir de ahora y hasta que se reabra previsiblemente en mayo de 2025 no se volverá a analizar si las aguas son aptas para el baño salvo incidentes excepcionales.
La toma de muestras se realiza en 12 puntos de los arenales urbanos. Están seleccionados en función de una serie de criterios que fija el decreto estatal. Una vez recogidas se analizan en el laboratorio que tiene el propio servicio. Es un proceso rápido. Se toman a primera hora del lunes y se tienen en martes. Se revisa la presencia de E.coli y enterococos. En caso de superar los niveles permitidos, se realiza un segundo análisis. Si vuelve a ser positivo, es cuando se cierra la playa al baño. Los vertidos son el mayor problema.
Testón destaca que las competencias para determinar si las aguas son aptas para el baño son del gobierno asturiano. Gijón es el único concejo de toda Asturias que es autónomo y lo hace él mismo. Siempre en colaboración con el Principado.
Tras muchos años repletos de problemas y cierres de la playa al baño, este verano ha sido el primero en el que no hubo ninguna bandera roja en las playas urbanas a causa de problemas medioambientales. La bahía gijonesa goza actualmente de buena salud, concluye Testón. La calidad es excelente, salvo en la zona más cercana al Piles, aunque la situación va mejorando con las obras de renaturalización. Una buena calidad del agua es importante para gijoneses y para turistas.