Fue flor de un día. El primer tiempo de la semana pasada ante el Mirandés acabó siendo un espejismo, para disgusto de más de un millar de seguidores sportinguistas que decidieron acudir a Ferrol, ciudad que ayer se reencontró con el fútbol profesional quince años después.
Ramírez apostó por dar continuidad al once inicial, con el único cambio obligado de Varane por el lesionado Otero. Nacho Méndez actuó de enganche, con Villalba en el banquillo, y arriba se quedó solo Djuka. El Sporting ofreció una imagen correcta en el primer tiempo, sin ocasiones eso sí, pero hincó la rodilla en el segundo. Los ferrolanos se lo fueron creyendo poco a poco y Héber Pena primero y el exrojiblanco Álex López despues sentenciaron a los de Ramírez. El equipo gijonés fue incapaz de realizar un sólo remate entre los tres palos, pues el que sí hizo Esteban Lozano que acabó además en gol fue anulado por fuera de juego.
Con una defensa vulnerable (el experimento de Pascanu como lateral dejó en evidencia a Ramírez), un centro del campo sin consistencia (la marcha de Pedro y la falta de ritmo de Varane es un lastre tremendo para el equipo), y una delantera inexistente, el Sporting vuelve a preocupar a su hinchada, a cinco días para que se cierre el mercado de fichajes. Mucho tendrán que trabajar en los despachos para arreglar tal desaguisado de plantilla, con más de media docena de jugadores (Izquierdoz, Rivera, Jordan, Cote, Diego Sánchez, Campuzano y Jeraldino) defenestrados por el entrenador al no confiar prácticamente nada en ellos.
ESCUCHA LA RUEDA DE PRENSA DE RAMÍREZ TRAS LA DERROTA EN FERROL