La extrañeza inicial por el deporte desapareció y ahora el mundo de los bolos le aporta una capacidad de concentración importante. Y Gianira cree que demuestra personalidad, porque no es un deporte que tenga muchos aficionados (chicas menos aún) y juega con gente de todas las edades y sexos. Es la jugadora más joven de toda la región en la categoría femenina y se enfrenta a gente que lleva muchos años en este mundo. Pero hay muy buen ambiente.
Los bolos tienen su estrategia. Requieren entrenar y mejorar su técnica. No se trata de tirar bolos sin más, sino que Gianira tiene que hacer una puntuación concreta. De ahí la importancia de mantener la concentración en todo momento. Le parece un deporte emocionante aunque desde dentro se sufre mucho porque es muy competitivo. Le ayuda tener las ideas muy claras.
Ha sido subcampeona en 11 ocasiones y su gran reto es convertirse en campeona en alguno de los torneo más importantes. Sigue trabajando para ello. Sabe que no vivirá de ello, que es un hobby, una pasión, pero no piensa en dejarlo. Piensa en un futuro ligado al deporte y no descarta convertirse en entrenadora de bolos. Puede que entonces mande practicar con naranjas y mandarinas...
Gianira no solo entrena y compite a los bolos. También entrena y compite en piragüismo, y tampoco se le da nada mal. Es bastante inquieta. El deporte que abandonó fue el hockey, porque ya no le gustaba como antes, reconoce. Está acostumbrada a compatibilizar el deporte, los estudios, los amigos,...aunque su calendario está llena de fechas marcadas. Tiene pocos fines de semana libres.