Un intercambiador como el que se proyecta para Gijón no es una estructura al uso. No es una estación de autobuses. Es un espacio pensado para que los gijoneses tengan facilidades para utilizar el transporte urbano, los taxis o caminar de forma combinada. El peatón sería el elemento preferencial. "Es el futuro al que vamos", afirma Alejandro Calvo. El consejero da por hecho que el proyecto será criticado, pero entiende que sería un paso adelante en la promoción de una movilidad sostenible. Se trata de que cada uno disfrute de su propia centralidad.
La elección del Humedal como epicentro de este intercambiador se debe a que la gran mayoría de las líneas de autobús de EMTUSA pasan por allí. También está previsto que cuente con estaciones del metrotrén. Tanto Ayuntamiento como Principado están alineados en su visión de la nueva movilidad urbana y la alcaldesa, Ana González, apoya la iniciativa del intercambiador.
Una de las principales dudas que sembró el proyecto del intercambiador está relacionada con el plan de vías. Si se va a abrir un intercambiador en el Humedal, ¿habrá estación de autobuses en la estación intermodal?. La alcaldesa cree infundadas las dudas porque, afirma, se trata de cosas completamente diferentes.
El Principado confirma además que la estación actual de ALSA no se vería afectada por el proyecto.
El intercambiador, junto al aparcamiento disuasorio en altura de la Avenida de Portugal o la mejora de los carriles bus serían financiados con fondos europeos. Unos 4 millones de euros llegarían a Gijón. Va en línea de la idea general de incrementar el uso del transporte público en detrimento del coche privado. Los proyectos tienen que estar licitados antes de la primavera del próximo año y su ejecución no se puede extender más allá del año 2026.