Ser de Vox no es sencillo porque parece que nombras "a un extraterrestre". Cree que poco a poco están cambiando las cosas, pero siguen sufriendo un "descrédito interesado". Lo lleva con filosofía y distinguiendo mucho lo personal a lo político. Aquellos que no quieran saludarla o la atacan, "el problema lo tienen ellos, no yo", afirma. Su ideología de Vox le ha hecho padecer ataques a su familia, personales, que es lo que peor lleva y le hizo plantearse en algún momento las cosas. El apoyo de su familia y de su hija son claves para seguir adelante y estar convencida de que volvería a aceptar el cargo. Reconoce que la política "quema" pero no se marca un plazo para dejarlo. Cuando lo haga seguirá trabajando en lo suyo.
Sabe que a mucha gente le cae mal solo por ser de Vox, pero defiende lo que "cree que tiene que defender", igual que otros partidos. Asegura que tiene amigos de izquierdas con los que mantiene muchos debates porque no le importa que defiendan otras ideas. Si se interesasen en conocerla, "alguno" de lo que la rechaza cambiaría de idea.
Sara es asesora fiscal, contable y financiera, algo que le pega porque siempre ha sido "muy de números". Es un trabajo que conoce muy bien. La política no tanto porque "te debes a las personas" y aunque desempeña su cargo con la misma intensidad, es muy diferente su papel público del que tiene en el ámbito privado. Al final lo define como "vocación de servicio" y teniendo claro que "trabajo es trabajo".Se define como una persona discreta y reflexiva que lleva muy mal "las injusticias". Ver la mar le da libertad y la relaja. Hacer doblete como concejala en el Ayuntamiento y diputada en la Junta General le hace tener poco tiempo libre. Cuando lo tiene le gusta mucho cocinar escuchando música. Es muy de los 80.