La máquina posibilita que el cirujano no opere directamente sobre el paciente, sino sentado en una consola dentro del quirófano. El aparato traduce los movimientos de las manos del profesional en impulsos que se transmiten de forma literal a los brazos robóticos y permiten llegar a zonas de difícil acceso. Les aporta "precisión", nos ha contado el jefe del servicio de urología, Luis Rodríguez Villaamil, encargado de estrenarlo.
Da Vinci era muy esperado en Gijón. También se ha adquirido uno para el HUCA. Los dos aparatos se han financiado con fondos europeos y la inversión supera los 14 millones de euros. A las ventajas que el nuevo sistema ofrece a los profesionales se añaden las que repercuten de forma directa en el paciente: menor tiempo de hospitalización, mejor y más corto período posoperatorio y un retorno más rápido a la rutina habitual. El Sespa aplicará el sistema quirúrgico Da Vinci en las especialidades que lo permiten: cirugía urológica, ginecológica, general, torácica, pediátrica, otorrinolaringológica y maxilofacial.
El doctor Villaamil nos ha contado cómo se han entrenado para utilizarlo. Deja claro que el robot ayuda, pero quien sigue operando es el cirujano.