Viti nos recuerda que un alcohólico es diferente a esa persona tirada en la calle que tenemos en mente. Él por ejemplo bebía solo en casa en sus peores momentos. Y su hija nunca le vio borracho pese a que durante años padeció el problema. Empezó a los 16 o 17 años como muchos otros, por desinhibirse y salir de fiesta. Es el primer error, nos cuenta. Normalizar el consumo de alcohol. Poco a poco una mente adicta le hizo ir a más. Hasta que llegaron las consecuencias físicas, la desintoxicación y el programa de Proyecto Hombre que le ayudó a regresar a una vida "normal". Viti ayuda ahora como voluntario a otras personas que tuvieron el mismo problema.
Al dejar atrás la adicción ha podido recuperar sus aficiones, su familia, sus sueños. Aunque, reconoce, la sociedad no lo pone nada fácil. La culpabilización es muy intensa cuenta. Pero al final logró dar un "cambio radical" a su vida y cambió los cargos de conciencia y el temor a las lagunas mentales por una vida como la del resto.
No es sencillo. No todo el mundo lo consigue. Por eso Viti es un héroe sin capa. Y anima a quien tenga problemas similares a dar el paso, a intentarlo. En Proyecto Hombre va a encontrarse a personas que le pueden ayudar.