La afectada por fibromialgia no podía desarrollar el trabajo físico acorde a su profesión de auxiliar de enfermería. Además de lumbalgia y cervicalgia, sufría también un trastorno depresivo persistente y crónico sin respuesta al tratamiento. En el otro caso, la afectada de distemia, trabajaba como coordinadora-formadora. Su patología consiste en un trastorno depresivo recurrente que no mejoraba con antidepresivos dificultándole de manera importante la capacidad de comunicarse, algo crucial en su trabajo.
Los juzgados de lo Social 2 y 6 de Oviedo les reconocen a cada una de ellas una incapacidad permanente total con derecho a una renta vitalicia del 75% de la base reguladora. La representante de ambas, la abogada María Teresa Menéndez Villa, del despacho de abogados Velázquez y Villa, señala que la dificultad estuvo "en acreditar que sus enfermedades les impedían desarrollar sus correspondientes trabajos con normalidad". Este miércoles 28 de abril es el día de la Salud Laboral.