Cáritas diocesana de Oviedo y la agrupación de Hostelería y Turismo de Asturias firman un convenio de colaboración para formar y buscar empleo, como ayudantes de cocina, a catorce personas que vivan en situación irregular en Asturias, desde hace al menos dos años.
Un proyecto, liderado por Eva Copen, gerente de OTEA, y apoyado por el servicio de empleo del principado y la delegación de Gobierno que viene a responder, en palabras de José Luis Álvarez-Almeida, presidente de OTEA, a la falta de trabajadores en la hostelería: “E una demanda que se da en toda España y necesitábamos buscar esos trabajadores donde fuese”.
Falta de personal
El servicio de empleo tiene una serie de cursos subvencionados en los que participa OTEA pero faltan alumnos. De ahí que se haya puesto el foco en estas personas, que no son inmigrantes ilegales, matiza Álvarez-Almeida, sino personas que conviven con nosotros y que están en una situación irregular administrativamente. “Se buscó cómo solucionar una situación irregular administrativa de estas personas que cuentan con todo nuestro cariño y apoyo”.
Según Pilar Varela, directora del SEPEPA, de acuerdo a la modificación reglamentaria de la Ley de Extranjería, de julio de 2022, todas estas personas, que llevan al menos dos años viviendo en España, pero continúan en una situación irregular, podrían optar a lo que ahora se denomina “arraigo por formación”.
“Tras este curso, afirma Varela, automáticamente tienen un año más de residencia regular y, si después consiguen empleos vinculados a esa formación, su situación cambia radicalmente”.
Álvarez-Almeida confiesa que, a este curso, iniciado el 25 de mayo, espera sumar otros más, en el futuro, basados, de acuerdo a la nueva filosofía de OTEA, más en capacitaciones que en certificados de profesionalidad porque el sector, dice, lo que busca es gente capaz de trabajar. “Estamos muy esperanzados”, confiesa, “hace 15 días hubo una reunión en Madrid con José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, para hablar de darle una vuelta más y que no solamente sean con certificados de profesionalidad, sino que pueda haber otro tipo de cursos más pequeños”.
Darles la caña y enseñarles a pescar
“Un certificado de profesionalidad, continúa, tienen entre 300 y 400 horas y hay mucha gente que necesita hacer un curso y necesita trabajar, pero lo que necesita es poder tener un empleo, no formarse”.
Y es que trabajar, “dignifica”. Eso es lo que dice Elsa Suárez Álvarez-Cascos, directora de Cáritas diocesana de Oviedo, quien considera que este acuerdo es una muestra de que Cáritas no solo da asistencia en lo material. “Pensamos que es importante dar la caña y no el pez”, apunta.
No son personas elegidas al azar
En cuanto al curso en cuestión, se trata, según Pilar Varela, de una labor conjunta del ministerio de Trabajo y el de Inclusión social que, para poder llevarse a cabo, tiene que tratarse de una formación planificada por los servicios públicos de empleo, de al menos 200 horas, gratuito e impartido por centros acreditados por los servicios públicos de empleo.
“No son personas elegidas al azar”, afirma Suárez, “les venimos acompañando desde que acudieron a nosotros en un principio para ayudarles a recuperar su dignidad. Estas personas inician el trayecto con Cáritas desde las parroquias y después pasan por diferentes puntos de empleo. Ahora los cursos son para Oviedo, Gijón y Avilés, aunque puede acceder cualquier persona de toda Asturias”, concluye.