Ganar era un paso de gigante, pero no perder permitía mantener la distancia con uno de los rivales de la zona baja. El Real Oviedo sumó un punto valioso frente al Alcorcón gracias a un bue remate de cabeza de Blanco Leschuk, en la recta final del encuentro, y que neutralizaba la diana anotada por Nwakali en el primer minuto de juego.
Por segunda jornada consecutiva, el equipo de José Ángel Ziganda encajó muy rápido. Apenas se había cumplido el primer minuto de juego. Un saque de banda, mal despejado por la zaga, dejó el balón en la frontal del área para que Nwakali disparase lejos del alcance de Femenías. Otra vez a remar contracorriente.
La puesta en escena del equipo no fue la deseada con ocho cambios con respecto al equipo del pasado sábado frente a la Ponferradina. No encontraban su sitio en el campo y el Alcorcón dominaba casi sin querer el encuentro.
Superados los primeros 20 minutos, los azules empezaron a entonarse y a asomarse en el campo contrario. El VAR anuló un gol de Obeng, con muchas dudas sobre las imágenes utilizadas. Los balones colgados al área eran el principal recurso, pero al equipo le faltaban ideas para generar.
Tras el descanso, quiso dar un paso adelante el Oviedo y lo fue haciendo poco a poco. Ziganda dio entrada a Nahuel, Sangalli y Tejera y el equipo cambió de cara, sobre todo en lo ofensivo. Seguía insistiendo el equipo carbayón ante un Alcorcón que fiaba todo a su defensa y parecía cerca de alcanzar el premio gordo.
Todo cambió en una acción que inició Javi Mier, se apoyó en Johannesson y le dio tiempo a llegar para poner un balón medido en la cabeza Blanco Leschuk que rompió su sequía goleadora para alejar fantasmas de las cabezas del oviedismo.
Ahora, el equipo tratará de romper su racha de cinco semanas sin ganar en el duelo frente al Castellón que puede suponer un paso determinante en el objetivo de alcanzar la permanencia sin grandes sobresaltos.