Será la séptima vez en los nueve años en que ha militado en la LEB Oro, pero no por ello el hecho de clasificarse para los playoffs deja de ser un mérito incontestable del Unicaja Banco Oviedo Baloncesto.
Un equipo que siempre actúa con los pis en el suelo, que es un modelo de gestión y que en muchas ocasiones no recibe el trato que se gana en la pista y en los despachos. El mejor ejemplo es la falta de un pabellón acorde a las necesidades de un club que no puede crecer desde su fortín de Pumarín.
El trabajo en los despachos de Fernando Villabella y Héctor Galán tiene traslado a la pista con el que es considerado mejor entrenador de la categoría, Natxo Lezkano, capaz de reinventar el equipo año tras año por la promoción de jugadores que tras su paso por Oviedo crecen en lo profesional.
Ahora, toca disfrutar de la última jornada de Liga en la pista de Estudiantes y después llegará la primer eliminatoria del playoff sin tener decidido el nombre del rival, pero que a los ovetenses les da igual porque el objetivo de la temporada está más que cubierto. De conseguir el pase en esa ronda, disputarían la final a cuatro por el ascenso lo que ya sería la guinda perfecta y quién sabe si la puerta al sueño de jugar en ACB.
