Había ganas de recibir a un histórico del baloncesto nacional como el Estudiantes y el Unicaja Banco Oviedo no decepcionó. No logró la victoria, pero sí dejó claro que está preparado para pelear de cara a cara con cualquier rival. El 67-75 final no refleja la igualdad, ni el mando que tuvieron los de Lezkano en el duelo.
Con un polideportivo de Pumarín enganchado como en las grandes ocasiones, el equipo salió a la pista convencido de sus opciones. Los pivots locales asumieron la responsabilidad anotadora y lograron llegar al final del primer cuarto 16-16. Los ovetenses estiraron su buen momento en el segundo tramo para irse al descanso 39-32.
Fue aguantando la ventaja el conjunto de Lezkano en el entorno de los siete puntos, pero el tirón del conjunto colegial le permitió llevar el encuentro al último cuarto con una mínima renta de dos puntos (58-56).
En el último cuarto, Kamba protagonizó una acción que pudo ser determinante. En una entrada a canasta anotó y reclamó falta añadida, pero los árbitros lo convirtieron en la cuarta del jugador del conjunto ovetense.
Estudiantes aprovechó el momento para apelar a sus tiradores exteriores y abrió una brecha que ya fue imposible para los locales, que pese a todo corroboraron las buenas sensaciones ante el máximo aspirante a lograr el ascenso y un partido histórico que quedará en el libro de historia del Unicaja banco Oviedo Baloncesto.