La investigadora húngara Katalin Karikó tomaba la palabra en la ceremonia en la que, junto con otros seis científicos, recibía el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Lo hacía emocionada pero aliviada al saber que las vacunas ya han protegido con éxito a millones de personas de los graves efectos de la COVID-19.
Reconoce que mientras trabajaba en mi mesa del laboratorio, solo soñaba con conseguir un impacto así. La científica, responsable junto a Drew Weissman del descubrimiento que permite las vacunas ARNmensajero, relata que durante la investigación comentaba con su compañero que si el resultado de nuestro trabajo podía mejorar la vida de al menos una persona, entonces hemos tenido éxito.
En otro momento del discurso, Katalin Karikó explicó que los sanitarios que lucharon en primera línea fueron su principal fuente de inspiración. Somos conscientes de los increíbles riesgos que estuvieron dispuestos a afrontar para salvar a sus pacientes, algunos incluso haciendo el sacrificio supremo para ayudar a otros.
El final de su intervención en el escenario del Teatro Campoamor fue muy esperanzador: las posibilidades de las tecnologías son infinitas: ya estamos investigando formas de prevenir el VIH, la malaria, de reducir el cáncer y tratar muchas otras enfermedades. Lo sabemos, los enfermos están esperando.