Teresa Perales es historia del deporte de España. La nadadora, ahora con 45 años, está en una silla de rueda desde los 19 años tras sufrir una neuropatía. En multitud de ocasiones ha repetido que esa silla de ruedas le tiene pegada a su cuerpo pero no a su mente. Porque es el verdadero ejemplo de que las limitaciones están en nuestra cabeza y ella ha sabido superarlas por completo.
El día que le cambia la vida
El primer síntoma de alarma fue cuando de repente se puso muy mala. Llegó a tener en torno a los 41 grados de fiebre y estuvo dos semanas en el hospital con una neumonía. Parece que se había recuperado pero un día lo cambió todo.
Fue cuando el Zaragoza, su Real Zaragoza, conquistó aquella Recopa ante el Arsenal. Como una maña más salió a las calles de la ciudad a festejarlo. Pero sería el primer día del resto de su vida. Al llegar a casa notó que las extremidades le ardían. Al día siguiente continuaron los dolores. Hasta el punto de hacerse insoportables. Pasó por las muletas y terminó con la silla de ruedas en cuestión de semanas. Con 19 años.
Le tocó aprender a hacer todo de nuevo. Vestirse, ducharse, moverse en el día a día, salvar lugares no adaptados... Pero nunca se resignó. Aceptó su nueva vida desde el inicio. Empezó los estudios de Fisioterapia y se graduó con éxito.
¿Cómo empezó a nadar?
Cuando era niña probó la natación y no le gustó. Pero cambió la situación en su nueva vida. En unas vacaciones, en su primer año en silla de ruedas, veía como los familiares se bañaban desde el bordillo. Y supo que algo había que hacer. Así que compraron un flotador para bañarse con seguridad, pero el flotador duró poco. Notó como la piscina le aportaban esas sensaciones de libertad y de autosuficiencia que había perdido.
A su vuelta a Zaragoza empezó a entrenar en la piscina en el CAI. Allí no tardaron tiempo en darse cuenta de su potencial y sabían que tenían una estrella del deporte en ciernes. En sus primeros campeonatos de España lo demostró obteniendo un oro y un bronce. Y de ahí a sus primeros campeonatos de Europa, del Mundo y los Juegos Paralímpicos. Teresa se estrenó en el 2000 en Sidney. Logró medallas en todas las pruebas que disputó con un balance de una plata y cuatro bronces.
Gracias a ese logro, encontró al que después sería su marido, Mariano, al que conoció en una entrevista tras la competición. Teresa se convirtió en una estrella en Zaragoza y también en España. Llegó a compaginar el deporte y la política, con un cargo en los Servicios Sociales del Gobierno de Aragón.
Su primer oro y su boda
En 2004, en los Juegos de Atenas, saboreó por primera vez el oro paralímpico. Lo hizo en una carrera que recuerda como la más especial de su vida, quizá con la reciente plata de Tokio 2020. Mientras seguía obteniendo logros deportivos, en 2005 se casó en la Basílica del Pilar. Teresa, aunque parezca mentira, entró andando hasta el altar. Era la sorpresa para todos los asistentes. Lo hizo gracias a unas prótesis especiales, que aún así requieren un esfuerzo titánico de quién las lleva para poder sostener su cuerpo. Así lo refleja en el libro 'Superhéroes de incógnito' de Almudena Rivera.
En 2009 llegó al mundo su hijo, Mariano. Siempre se acuerda de él tras sus logros y a él le dedica todos sus premios. Pekin 2008, Londres 2012, Rio 2016 y Tokio 2020. Así hasta conquistar 27 medallas paralímpicas. Siendo la deportista española más laureada de la historia.
Su medalla más sufrida
La última en Tokio. En una prueba especial para ella, el 50 espalda. Teresa llegó molesta porque había escuchado comentarios dudando sobre su posible rendimiento en Japón. Con la medalla de plata al pecho se acordó de esos mensajes que transformó en fuerza para conseguir un nuevo logro. Unos Juegos que terminaron con un tremendo susto. Porque no pudo volver con el resto de la expedición. Se quedó ingresada en un hospital. En un primer momento se habló de ansiedad, algo que ella desmintió tajantemente. No sabe su diagnóstico pero asegura estar recuperada: "No se sabe lo que pasó. Cuando al cuerpo lo sometes a mucha tensión y esfuerzo, pasan estas cosas. La familia fue la que peor lo pasó. A miles de kilómetros lo pasaron mucho peor. Mi madre se enteró a través de las redes sociales que estaba ingresada".
La emoción de Teresa Perales por recibir el Princesa de Asturias
Pensaba que era la eterna candidata y cuando me dijeron que era la premiada el corazón se me salía por la boca.
Teresa Perales reconoce sentirse como la eterna candidata al Premio Princesa de Asturias: "Pensaba que era la eterna candidata y cuando me dijeron que era la premiada el corazón se me salía por la boca. En cuanto a nervios es comparable a los entrenamientos previos a una gran competición que tienes los nervios a flor de piel". Este 2021 le ha llegado el justo reconocimiento. La nadadora es historia de España pero también mundial. Y no olvidemos lo que confesó en Tokio. Quiere seguir y estar en París 2024. Ojalá lo veamos.