Y para muestra, la previsión de la semana que viene, donde nos esperan temperaturas muy por encima de la media habitual, y un escenario más seco de lo normal, tras un mes de mayo que podríamos calificar de carácter térmico frío.
Según Ángel Gómez, delegado de la AEMET en Asturias, los efectos del cambio climático, en cuanto a lluvias, se verán a finales de siglo, con un aumento de las precipitaciones. Donde ya se notan las consecuencias, dice, es en las temperaturas, con un aumento paulatino de 0,28 grados de media, cada década. Una tendencia que será titular este verano. Un escenario cálido, que es muy probable en toda España. En cuanto a las precipitaciones, el escenario seco es más probable que los escenarios
normal y húmedo.
Un escenario que da continuidad a una primavera meteorológica que fue cálida y seca, a pesar de un mayo que fue frío. En cuanto a precipitación, marzo y mayo fueron normales, y abril seco. En el año hidrológico en curso (oct-23 a mayo-24) la precipitación ha sido un 11% menor de lo normal en Asturias; por lo que el carácter es seco.
Como valores extremos registrados en ese periodo, destacan los 154 km/h registrados en Sotres, el 6 de abril, debido a las borrascas Olivia y Kathleen, o los 31,7 grados registrados en Amieva Panizales, el pasado 12 de abril, debido a una situación anticiclónica que trae masa de aire del sur.
Sobre la connotación de Asturias como refugio climático, Gómez subraya que, a pesar del cambio climático y el aumento generalizado de las temperaturas, los termómetros asturianos siguen manteniendo ese diferencial. Encontrarnos aquí con 35, 40 grados es algo puntual, añade, mientras que en otros puntos de España es algo habitual.
