Las praderas de posidonia están en franca “regresión” en Cala Vedella, en el municipio de Sant Josep, e incluso ha desaparecido hasta el 55% de la cobertura de esa planta en algunas zonas de esa bahía natural, según el último estudio ambiental elaborado por el GEN-GOB, que ha contado con la financiación de la Fundación IbizaPreservation y que ha sido presentado esta mañana en las oficinas municipales de Sant Jordi. El objetivo del estudio es evaluar el estado de conservación de esas praderas y la evolución temporal tanto de su densidad como de su cobertura y mortandad. El GEN inició este trabajo en el año 2019 con la instalación de tres estaciones de seguimiento en diferentes profundidades de Cala Vedella. De momento, el seguimiento se reduce a cuatro años. Xisco Sobrado, técnico marino de esa organización ecologista, considera que sería al menos necesario otro año y que lo ideal sería recabar datos durante una década.
Los resultados de ese estudio indican que la Posidonia oceánica situada en la estación II de Cala Vedella se encuentra “en un mal estado de conservación, con una media de un 29% de pradería muerta”, porcentaje que en algunas áreas alcanza “hasta el 55%”. Allí “la densidad es baja comparada con la literatura de referencia y no se aprecia un aumento de la superficie ocupada por la pradería desde el inicio del estudio en 2019”.
En las estaciones I y III encontraron “un mejor estado de conservación”, con más cobertura y menos cantidad de pradería muerta: “Una posible razón es que estas zonas tienen menor presión de fondeo [de barcos de recreo] que en la estación II”, se detalla en el estudio. Por ejemplo, la estación I queda dentro de la zona balizada de baño en la época estival, y la III está ubicada en la zona exterior, donde hay menor presión de fondeo.
No obstante, las estaciones I y III han perdido pradera desde el año 2019, se advierte en el informe: “Este hecho puede indicar que con los años se está perdiendo cobertura de Posidonia oceanica en todas las estaciones”. Hace falta un seguimiento temporal más largo (esos 10 años a los que alude Sobrado) para “obtener un buen análisis de la evolución del ecosistema”, es decir, conocer cuál es la tendencia, que todo apunta a que no es muy buena.
En el estudio también se sugiere que aunque se haya producido un aumento de la densidad de posidonia, resulta “totalmente insuficiente para regenerar la pradería, tal como indican el porcentaje tan elevado” de plantas muertas detectado en la estación II. En ese sentido, recuerdan desde el GEN que “la recuperación puede tardar siglos, puesto que la posidonia tiene un crecimiento muy lento”, de uno a siete centímetros al año.